domingo, 20 de enero de 2008

PROYECTO GORAN (PARTE II)


Dos semanas antes, mi cibernético amigo me intentó explicar la importancia del artista y la ventaja de su venida gratuita. Sin duda irrepetible. Yo, había visto películas de Kusturica e innegablemente, la música era espectacular. Pero él me hablaba de 40 músicos en escena (Wedding and Funeral Orchestra), que eran gitanos y tal vez algún vampiro. No fue necesario más para entusiasmarme.
El día del evento por la mañana (ayer), nos encontramos en el Chat, como solemos hacer y estábamos listos para juntarnos en la tarde. Mis dificultades de orientación fueron el primer escollo. Era imposible que llegara sola al lugar. Tampoco sería capaz de combinar sola a la línea 4A, entonces heroicamente mi maestro debía venir en mi búsqueda. Todo acordado, pero cerca de las 2 de la tarde un “EXTRA” noticioso paró las prensas. Era de suponer. A Susodicho le interesó el evento. Iba. Iba con su novia y quería ir con MI AMIGO y su grupo. CUEc!!!
El dilema que nos complicaba era “ir o no ir”. Batallamos con las lealtades, las simpatías, las compañías, sopesamos las posibilidades de encontrarnos y finalmente, partimos. El amor por el arte fue más fuerte (como dijo el fallecido Santo Padre, JPII)
Metro Vicuña Mackenna 8:35 PM. Mi cuerpo figuraba abrazado a un pilar de acero de la estación. No podía perderme. Los nervios me provocaron un bloqueo esofágico que me impedía desde comer hasta respirar. El tiempo volaba, este cabro no llegaba y yo sin saber si me iba a encontrar de frente con la feliz pareja. Llegó mi amigo, se había demorado 40 minutos en echarse gel y perfume. Después del reproche de rigor, lo seguí hacia lo desconocido. Noté que comenzaba a apartarme de mi universo conocido. El metro San Ramón era bastante lejano para mí. Mi amigo, en un intento por tranquilizarme, describió las características de la población que contenía al Parque La Bandera. “Brígida” lo dice todo. Harto cogoteo, harta droga, many delincuente.
Otra valiente integrante del grupo, nos esperaba rabiosa. Más reclamos para el oloroso maestro. Ahora teníamos que ubicar al subgrupo de la niña. A esas alturas, yo volvía a respirar y como no veía a nadie oscuro y chascón, el nudo estomacal se aflojó lo suficiente como para sentir sed. Había un amigable carrito de mote con huesillos que me permitió volver a hidratarme.

Miré a mi compay con ojos de reclamo, otra vez. Le había puesto color. El Parque La Bandera era re lindo. Con arbolitos, gente relajada y no el antro de la perdición de “Contacto” e “Informe Especial” que él me había pintado.
En el escenario Bregovic ya tenía a todos bailando y me recibió una pieza musical con notables influencias árabes que levantó mis expectativas del concierto al máximo. Ya en el lugar caché que la cosa era “PAMPILLA”. O sea, Fiesta Costumbrista. Habían chelas por montones, choripanes, sopaipas, completos y unas cabros under con comida begana y unas topísimas hamburguesas de soja. Unas cosas luminosas voladoras, que se veían bonitas en el cielo, pero que se lanzaban y se perdían para siempre junto con la luka invertida.

En la cancha, el despipe. Niños y sus papis bailando a "pata pelá" la danza gitana. Mi país wena onda, saltaba y reía. El flaite y el alternativo, se unían como hermanos. Unos chicos generosos me ofrecían ron de su botella plástica, pero mi corazón burgués los rechazó.

Me´trasladé a mi clase de árabe, le ponía talento haciendo mi pasito ensayado. Quise contagiar a mi amigo-maese, pero no hubo caso. El pestañeo fue el único movimiento que le pude sacar. (Concluirá...)

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