viernes, 22 de febrero de 2008

Mi Amante Bandido (FINAL)


La guitarra de Pedro Andrea (el pelao sexy, que arrasó en la Quinta) anuncia “Gulliver” y me mando otro rugido de leona en celo. Para mí, Miguel es uno de los últimos príncipes contemporáneos de este siglo. Nació en el seno de una familia famosa y aristocrática de España. Su padre un pedazo de torero todo un ídolo en España y su mami una topísima actriz italiana, bella como pocas. Ahijado de Pablo Picasso. Recibió una de las educaciones más selectas de Europa. Habla perfecto inglés, francés e italiano. Ha viajado por el mundo entero. Absorbió toda la cultura del viejo continente que lo convierte en un hombre culto, inteligente, socialista, pacifista y apasionado de sus ideales. Es por esta razón que comparte de igual a igual con los mandatarios de diferentes países. Chile no es la excepción. Lagos y Bachelet se cuentan entre sus cercanos. Mantiene una obra de beneficencia junto a otros artistas como Alejandro Sanz. Es un hombre complejo, hermético y solitario. Juega con su ambigüedad sexual porque seguramente no queda en el mundo una mujer que se le resista. Es actor, bailarín, cantante y director de cine. ¿Algo más?. Bueno, está forrado en plata. Es el hombre perfecto, porque ni siquiera es simplemente RICO, es BELLO.
Y ahora se sienta a cantar acompañado de un tecladista soberbio. “Linda”, “Amiga”, “Creo en ti”, “Teorema de amor”, "Morir de amor" y la que es todo un himno, “Te amaré”. Finalmente, remata con "Olvídame tú". Me pongo a llorar como una pendeja. Pucha! Qué patética! Estoy enamorada de este hombre. Y nunca será para mí. Aunque con Pedro Andrea me podría conformar. (Tremendo cuerpo, ASESINOooooo!)
Para despertarnos la nostalgia canta "Los chicos no lloran" con una insinuante coreografía junto a sus chicas del coro.
Se da el lujo de cantar una canción que es un poema: “Sevilla”, en arreglos excelentes. En su disco la canta a dúo con la carismática Amaia Montero (LOVG) Más lágrimas. Después canta “La Belleza”, con una interpretación vocal y escénica que enmudece a las leonas.
Nooooooooo! NADA PARTICULAR y nos tomamos todas las tontas de las manos porque él nos dice: CANTA FUERTE, HERMANO y comienza a despedirse con AMANTE BANDIDO. Me muero, me muero, me muero. No quiero que se vaya. Que se quede eternamente en Chile. En el escenario. Cerca de mí. Se despide con besos y agradecimientos por nuestro apabullante amor.
Sale. Se apagan las luces. Se van los músicos, las coristas. LO AMoooooo! Te amo, Miguel! “Oehoheoheohe…..Miguel, Miguel!” Nuestro rugido lo trae de regreso y nos regala otra más: SOL FORASTERO. Que pena que no las cante más. Ahora se va a dedicar a hacer cine. Con ese giro que hace moviendo el trasero se me aloca el cerebro. Creo que tengo fiebre. Trato de hablar algo y no puedo. No tengo voz y un zumbido permanente me trae medio sorda. Han pasado más de dos horas de concierto. No vuelve. Es el fin.
Pero…puedo correr tras la van. Invitarlo a mi casa. Yo no soy la Bolocco, pero soy morena de ÉL. Además, tengo atún Van Camps y cholgas en aceite, en buen estado, que podría ofrecerle con pan con mayonesa. A él que le gustan los mariscos. Podemos hacer palta con cebolla. Podemos mirar la luna llena. Podría hacer o más bien…deshacer. O ser mi héroe de amor. Las imágenes se ponen lujuriosas y se me calientan las mejillas mientras corro como poseída por una especie de pista atlética oteando el horizonte para pillar el deseado vehículo. Total, esto de correr a lo "Comaneshi" por el Parque O'Higgins podría convertirse en una sana costumbre.

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